El cojín es un almohadón que le da soporte a la cabeza y usualmente se usa para dormir. Pero, para nuestro efecto, este cojín cumple un propósito puramente decorativo y no está diseñado para dar soporte o comodidad. El origen de los cojines decorativos proviene de la época de los egipcios y se crea para las clases adineradas. Por la dificultad del teñido sofisticado y las técnicas de cocer utilizadas y por estos ser altamente decorados se convierten en obras de arte de alto precio en la China y en Persia y más tarde en la Europa Medieval. En la dinastía de los Tudor en Inglaterra fue muy popular su uso y se proliferaron con la Revolución Industrial con la producción en masa.
Hoy día, la presencia de los cojines decorativos es mucho más apreciada en el mundo del diseño y la decoración. Como en aquellos tiempos podemos ver que tenemos cojines de precios elevados dependiendo de los textiles, confección y diseño. Pero también tenemos los que son producidos en masa, siendo estos unos muy accesibles para cualquier público.
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Como podemos apreciar este simple accesorio ha tenido una presencia milenaria en la historia de nuestra humanidad. En todo diseño o decoración debemos desarrollar un concepto y todos los elementos que se vayan a utilizar en ese espacio deben estar subordinados al mismo. El cojín no es una excepción, éste debe estar acorde con el diseño, paleta de color, balance y proporción del espacio. Lo que espera un diseñador de este accesorio es el dar la terminación a un mobiliario o habitación, el traer color y/o textura a un espacio, dar balance y ritmo a la decoración, y por último, crear un foco de atención o punto focal. Así que no debe menospreciar este accesorio, que aunque se vea simple, puede hacer que su diseño o decoración sea o no triunfador.
La infinidad de textiles para la confección del cojín es incalculable. Desde sedas, brocados, pieles, tafetán, poliéster, entre muchos sirven de canvas para una obra tridimensional que complementará tu espacio de una manera estética. Sus formas geométricas nos sirven para dar el balance necesario en cualquier diseño. Su diferencia en tamaños nos da el ritmo visual que se necesita cuando uno viste un espacio. Por ser una pieza manejable podemos desarrollarla como punto focal de tu estancia, esto lográndolo por medio de su color, textura o diseño.
Dependiendo el efecto que quieras lograr es de la manera que elegirás tu pieza de arte. No debes subestimar el cojín, este es un accesorio importante y necesario para tener un espacio completado. Con éste puedes introducir el color a la decoración sin tener que utilizarlo en paredes o mobiliarios, así podrás cambiar más fácilmente el “look” de tu hogar sin tener que gastar tanto dinero. Tienes que tomar en cuenta el estilo y concepto de decoración que vas a utilizar y así podrás determinar que tipo de cojín usar.
Si quieres un ambiente mas sofisticado debes utilizar el cojín con textil de seda, esta tela es elegancia por excelencia. Que el textil tenga brillo o pedrería, esto crea una sensación de lujo. El cojín confeccionado con piel o pelo de animal da un aire de glamour al espacio. Si deseas un estilo mas relajado utiliza el cojín con estampados o figuras geométricas. El cojín de color sólido sirve para diseños minimalistas, de líneas rectas o de estilo depurado. Además estos se utilizan como base para otros cojines que podrían tener estampados o texturas.
El utilizar este accesorio en un espacio puede cambiar radicalmente la sensación o estilo del mismo. No demos por sentado esta obra de arte démosle la importancia que se merece en el mundo del diseño y la decoración. Un profesional licenciado en ese campo sabrá aconsejarte de cómo manejarlo en tu espacio.
Por: Roberto Lucena, CODDI
Fotos vía Pinterest.com/decoraonline